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COSAS DEL PRIMER MUNDO (segunda parte)

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Ya hace casi dos años que estoy viviendo en Suiza y cada día que pasa me voy dando cuenta que hay ciertas costumbres a las que nunca me voy a acostumbrar. Valga la redundancia. Otras, por suerte no son tan malas.

Por ejemplo algo que yo juraba que tenia super manejado y solucionado era el tema del manejo. Yo tengo registro desde los 18 años, tenía auto y me manejaba en libertad por Buenos aires. Es verdad, siempre que salí con el auto me perdí, pero eso no me ponía muy nerviosa, ni me impedía andar, solo era cuestión de salir media hora antes. Otro problema con el que me encontré, que no sabía que tenía, es que mi experiencia al volante solo contaba con manejar los 203,3 km² con los que cuenta Capital Federal. Acá todo es autopista. Antes, cada vez que quería ir a zona norte, agarraba libertador. Convengamos que vivir en una zona de montañas, como es mi situación actual, no ayuda en lo más mínimo, a medio km de la ciudad tenés calles angostas, rutas sin división y camino de ripio, ideal.

Yo siempre jure que tenia la capacidad de multitasking, que podía hacer miles de cosas al mismo tiempo, hasta que llegue acá e intente simplemente manejar. Imposible, no hay semáforos en casi ninguna esquina y uno, teniendo auto, tiene que adivinar que es lo que el peatón pretende hacer y frenar.

Otro temita que me emputecio son las rotondas. ¿Seré yo la pelotuda? O de verdad no hay rotondas en Buenos Aires, como sea, no estaba acostumbrada y acá hay una cada 3 cuadras, son muy confusas, el gps nunca le pega con el numero de salida que deberías agarrar, hay que esperar el momento exacto para meterse y encima uno tiene que poner las luces para irse, incluso si la rotonda es minima. Demasiadas complicaciones. Las señalizaciones están en el piso en idiomas inentendibles y un puede doblar a la izquierda casi en cualquier lado. Obvio que por ser sudaka uno no tiene la facilidad que tienen otros países como Canada, o cualquier otro pais dentro del acuerdo de Shenguen, y nosotros tenemos que dar un examen luego de un año. Adivinen como me fue.

Lamentablemente aprender a manejar en un lugar en donde las reglas no se respetan y gana la ley de la selva no fue de lo mas conveniente para querer pasar un examen en donde las reglas son lo que mandan. Manejar acá es un embole, no hay gritos, puteadas ni bocinazos.

Cuestión que me quedé a pie. Por suerte la conexión de los trenes es bastante decente. Los trenes salen a los horarios más extraños del mundo, estoy segura que en argentina también salen en cualquier horario, solo que uno no lo sabe. Se para a esperar que salga y punto, acá no, esta todo especulado y no hay demora. El tren sale a las 10:37 y 10:37 arrancó y no hay tu tia. Si no, te queda tomar el bondi, lindo, cómodo, con aire o calefacción y con carteles bien claros de a donde estas yendo y cuanto tiempo vas a tardar. En las paradas hay leds (que la gente no se afana) con la información necesaria. Esta buenísimo, porque podes calcular con tiempo si salir o no de tu casa. Se que ahora en Buenos Aires por lo menos hay una aplicación que te dice en cuanto llega el bondi, es uno de los mejores inventos de la sociedad, se terminaron las corridas al 60 de mierda para llegar a tiempo y que el colectivero no te quiera abrir la puerta mientras se te caga de risa. Y posta, cuando no tenés idea a donde tenés que ir, ¿Cómo hacía yo para no perderme en Buenos Aires? Ah, claro, me perdía y listo, me bajaba en 15 paradas después . Acá uno puede tomarse un bondi, leer en paz y tranquilidad y esperar a que una voz te diga: prochaine arret y sabes exacto donde bajarte.

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